viernes, 8 de enero de 2010

Los Malos Escuchadores

___Clasificación: Tipos de Cerdos___

No cabe duda alguna de que la vieja práctica de la conversación personal está en decadencia. Los comportamientos penosos de sus actores ya se han convertido en malas costumbres casi irremediables.

Se sabe que parte de culpa la tienen los Comunicadores Hirientes, tales como los Loros de las mil palabras por minuto, los Chilladores que hablan a los gritos o los Cansinos capaces de aburrir hasta la suegra más cotilla; todos ellos hieren con la lengua.

Pero también es cierto que el defecto mayor se encuentra en no saber escuchar, en los negados a prestar atención. Muchos nacen con esta desgracia y puede que les persiga toda la vida.

Veamos algunos de los Malos Escuchadores y sus características:

El de la Mirada Perdida

Completamente abstraído en su propia orbe de ensueño, este embobado esconde en su mirada perdida un total desconocimiento de lo que se le habla.
Sólo basta con mirarle su estática sonrisa falsa para darse cuenta de que no tiene ni la mínima idea del tema. También se podrá observar cómo asiente con la cabeza por pura inercia.

A veces llega al límite de lo obvio cuando se le hace una pregunta y no se entera que tiene que responder.
Cuando es muy clara la desatención, incluso ya una falta de respeto, entonces un codazo bien dado sería la solución inmediata.

El del Vídeo Juego

Está comprobado que es imposible que alguien que se entretiene con un vídeo juego pueda entender lo que un tercero le está diciendo. Piensen que toda su atención está puesta en la pantalla, en lo que mira y maneja. Por tal causa, es probable que de todo lo que se le ha dicho le hayan quedado significados incorrectos:
- "Rolando, no te olvides de sacar las bolsas de basura... "
- "ahá... "
- "¿me escuchaste?"
- "sí "
- "a ver, qué te dije... "
- "algo sobre supermercado"
- "no, idiota, dije que no te olvides de sacar las bolsas de basura"
- "mm"
- "¡Rolando, te estoy hablando, mierda!"
- "no, hoy no puedo ir a comprar nada"

Seguramente tampoco quiera poner pause, pero procesar apagándole el televisor no es buena idea, podría derivar en una reacción bochornosa y hasta peligrosa, al igual que si se quisiera despertar a un sonámbulo caminando por el techo.

El que Interrumpe

Entre tantas cosas desagradables que envuelve la conversación, la loca afición de interrumpir es una de ellas.
En este caso, se puede citar dos muestras.

Por un lado, localizamos al arrogante, que con aire de superioridad interrumpe porque quiere demostrar que todo lo sabe y levanta la voz con el afán de imponer cierta autoridad, aún cuando el otro dice que no terminó de hablar.
La solución sería darle una patada en la nuca para que aprenda a que no debe in-te-rrum-pir.

Por otro lado, detectamos al desinteresado, que todo lo que escucha le parece trivial, aburrido, pero cuando oye una palabra que le incumbe, que la pueda relacionar con algo de su interés, inmediatamente se le encienden las luces y a velocidad de un rayo interrumpe.

Supongamos que la charla se desarrolla más o menos así:
- "...y cuando pasé por la feria"
entonces él cortará la frase para cambiar el tema:
- "en la feria, en la feria me encontré un billete de cien euros"
En el momento en que este marciano interrumpe, uno debe marcharse y dejarlo hablando solo.

El de la Armonía

Cuando alguien necesita tranquilidad, paz, calma, intenta hablar lo menos posible. Y en esa búsqueda de armonía cae en el desgano de dar la razón sin escuchar.
No obstante, este comportamiento no es tan simple y tan cómodo cuando la otra persona quiere discutir.

Imaginen una relación de pareja en donde uno de los dos tiene mucho de que hablar, varios temas pendientes. Mientras que el otro individuo, que llega cansado de trabajar, quiere relajarse en el sofá: hay un 80% de probabilidad que esta última persona, sin escuchar a su pareja, le responda como a los locos:
-"sí, mi amor, sí, llevas razón, claro que sí"

No sólo sucede con las parejas, sino también con amigos, familiares, compañeros de trabajo, profesores - nunca con operadores de telefonía móvil -

En fin, sea cual fuere el caso, siempre existirá una técnica adecuada para combatir a los Malos Escuchadores, al menos por un momento.


Sin embargo, ya es tarde para buscar soluciones, las Viejas Barrenderas se apoderaron del arte de la conversación y les juro que se han vuelto verdaderas expertas en el tema.©

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