jueves, 25 de noviembre de 2010

Un Cachetazo al Desarrollo Intelectual

___Clasificación: Ideología del Autor___

A causa de toda la basura que ofrece la televisión y los medios en general, el ser humano queda sumiso a una especie de retroceso intelectual, que lo envuelve en un circulo vicioso repleto de porquerías y lo hace cada vez más aditivo.

Todo este batacazo contaminado que reciben las personas a diario, lo empujan a desinteresarte por otros temas, convirtiéndolos en hijos de la ignorancia y en esclavos de la estupidez social.

A grandes rasgos, los españoles no leen, ni cerca tienen esa costumbre. Les tienen miedo a las bibliotecas, se niegan a entrar como si los empujaran a una jaula de leones. A cambio, consumen demasiada televisión basura - esto sucede en muchos países -, se pasan cantidades de horas en Internet y se resisten a estudiar y alimentarse de conocimientos productivos.

Cómo puede ser que los programas del corazón se encuentren en lo más alto del rating de audiencia; cómo puede ser que la gente se interese por temas que no aportan absolutamente nada de valor, por la prensa rosa, por la vida privada de los demás, por polémicas que generan los personajes mediáticos de siempre; cómo puede ser que una persona como Belén Esteban sea un icono social, alguien admirable y que encima tenga grupos de fans. Evidentemente algo anda mal.

En cambio, no hay programas culturales y reflexivos - y si los hay son de nula o poca audiencia - que presenten algún pensador, inventor, filósofo, escritor o artista; que difundan una idea brillante, un objeto innovador o un libro interesante.

No los hay y si los hubiese no serían exitosos, porque a la gente le interesa la basura, les encanta zambullirse en la vida privada de los demás, les excita mirar los programas de chimentos en donde un elenco de estúpidos encienden sus ventiladores y tiran mierda para todos lados. Eso tristemente atrae y vende.

La atención está puesta en "proyectos" como Gran Hermano, que increíblemente ya va por la duodécima edición. Y brillan los programas que pagan miles de euros a un cerdo/a que se anime a contar un secreto de alguna "celebridad". Pero no ofrecen dinero para mostrar en cámara a alguien que escribió un libro o creó algo práctico.

¿Estudiar, para qué?, si podrían pagarle a cualquier tonto por contar al aire una confesión íntima de algún famoso. Aunque sea mentira, aunque le denuncien por sus declaraciones falsas, más famoso se hará y más dinero recibirá de todos los programas faranduleros.

El que se rompió la cabeza escribiendo un libro le llegará a poco gente, sólo a un grupo reducido, pero la persona que tiene pruebas de que Juancito le tocó una teta a Rosita o que descubrió a Susanita en un baño de hombres drogándose con pomada para lustrar zapatos, esa será la más buscada, la más requerida.
Y así podría continuar horas desparramando tinta a lo pavote con ejemplos de este calibre.

Luego los expertos en materia de educación hablarán de nuevos métodos y reformas dentro de los colegios a modo de soluciones taxativas para combatir el fracaso escolar, indicando que el problema radica dentro de las escuelas - más del 30% de los españoles ni si quiera termina la ESO, Educación Secundaria Obligatoria, y ni qué hablar del Bachiller -

Bien es cierto que determinados métodos ayudarían a reducir tal porcentaje. Pero el asunto va más allá de tomar medidas dentro de las instituciones formativas. El problema, el inconveniente mayor, pulula fuera, se encuentra en todo el entorno social: en la cultura, en la televisión, en los medios de comunicación, en las familias, en las costumbres, en todo lo que consumimos y en el gusto por obtener beneficios con el mínimo de esfuerzo.


Todo eso que está fuera es la enorme escuela, el verdadero centro de aprendizaje, y todo ese desperfecto es lo que absorbemos y consumimos.

Ya no sólo hay que alarmarse por la formación de los adolescente, sino por la de todos, por el gran retroceso intelectual que la sociedad está padeciendo. Pero está todo tan contaminado y nosotros tan drogados y embobados, que no nos damos cuenta.©


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